Retrovisor interior digital del Range Rover Evoque

Fuente: Motor.es

La industria del automóvil se enfrenta a muchos retos. La transición a la movilidad eléctrica parece que lo mueve todo a día de hoy, pero créenos cuando decimos que esto es solo el principio.

Según avancen los años y se popularice todavía más el coche eléctrico seguirán surgiendo las mismas preocupaciones. ¿Tenemos suficientes puntos de recarga? ¿Bajarán los costes de producción de las baterías? ¿Soportará la infraestructura actual un enchufe para eléctricos en cada casa?

Sin embargo, también es necesario poner el foco en un tema que será muchísimo más importante en unos años, a finales de década, por ejemplo, sin ir más lejos. Hablamos del reciclaje de las baterías de los actuales vehículos eléctricos.

Cómo es el reciclaje de estas baterías

Si bien ya circula una cantidad importante de coches eléctricos, la tendencia es muy al alza. Se espera que la cuota de mercado de este tipo de vehículos sea del 30% en 2025 en Europa y del 70% en 2030, según previsiones de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).

Por su parte, la Agencia Internacional de Energía prevé que para ese mismo 2030 lleguen 350 millones de coches eléctricos a las carreteras de todo el mundo, casi nada: una cifra que multiplica por 21 lo visto en 2021.

Si tenemos en cuenta que la batería de un coche eléctrico medio tiene una vida útil de entre 8 y 10 años, os podéis hacer una idea de la enorme necesidad de contar con un sistema de reciclaje óptimo.

Las nuevas tecnologías ya permiten este reciclaje; sin embargo, la situación actual no termina de ser económicamente viable para crear una red industrial tan potente. Tanto para el reciclaje ni para el almacenaje, otro problema añadido para un sector que no termina de ver, de momento, que los beneficios económicos del reciclaje compensen los costes.

Con el paso de los años y el incremento de las baterías a reciclar será un factor importante. Los proyectos que están en fase de prueba son alentadores y, como decíamos, son muy necesarios para dar una segunda oportunidad a unos componentes químicos, como el litio, el níquel, el cobalto o el grafito, que son contaminantes y que suponen un riesgo medioambiental si no se tratan correctamente.

En Europa, el reciclaje de baterías de coches eléctricos lo marca la Directiva 2006/66/CE, trasladada por cierto al ordenamiento español con el Real Decreto 106/2008.

Desde el Viejo Continente se interesan cada vez más en romper con el pasado/presente y la dependencia asiática, cuando se decía que era más barato comprar las materias primas a China que pensar en la reutilización de los componentes.

Por este motivo, y por la subida de los costes como el litio (+13% ), se están creando cada vez más empresas de reciclaje de baterías y se están produciendo estudios sobre nuevos métodos de reciclaje, en colaboración mismamente con los fabricantes y productores, con empresas de reciclaje, refinerías, universidades…

Así es el método ideado por una investigadora francesa

Anna Vanderbruggen tiene apenas 29 años pero ya ha desarrollado una solución innovadora que podría revolucionar el sector del reciclaje de las baterías. Esta investigadora francesa, que trabaja en el Instituto de Investigación Helmhotz en Freiberg (Alemania), incluso ya ha recibido un premio por parte del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología.

Su método consiste, básicamente, en recuperar el grafito de las baterías viejas. “Aunque el grafito representa hasta un cuarto del peso de las baterías, nadie ha formulado un plan viable para reciclarlo”, asegura Vanderbruggen en declaraciones a la agencia AFP.

La extracción del grafito se produce en la masa negra, un polvo que contiene cobalto, litio, níquel y manganeso: “Se pone la masa negra en agua y agregas unos químicos y burbujas de aire. El grafito se adhiere a las burbujas, mientras los metales permanecen en el agua”.

El profesor de química de la Universidad PSL de París, Philippe Barbous, asegura, por otra parte, que “en 10 años se fabricarán tantas baterías que el litio tendrá que ser completamente reciclado, de lo contrario no habrá suficiente”.

Empresas como Aurubis, en Alemania, ya asegura ser capaz de reciclar al menos el 95% de los metales que forman la masa negra en una planta piloto instalada en Hamburgo. En la Universidad de Agder (Noruega), por ejemplo, existe un sistema de reciclaje robotizado muy prometedor. Pero como ves, la mayoría de estos proyectos aún están en sus respectivas fases piloto.

El reciclaje de baterías es un enorme mercado creciente que aún está germinando, dado que todavía no hay un volumen tan grande como para alimentar el mercado actual.

Eso sí, a esto se le añade un problema importante, y es que existen más de 300 modelos diferentes de baterías de coches, lo que dificulta establecer un sistema estandarizado de reciclaje.

Según Alex Keynes, de Transport and Environment, no habrá un mercado de reciclaje de baterías de coches tan potente hasta el inicio de la próxima década.