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Fuente: Motor.es

Los fabricantes cuentan con stocks de vehículos usados procedentes de gerencia, contratos de leasing finalizados, entregas como parte del pago de otro modelo… A ese stock le pueden dar un valor añadido sobre otros coches usados en manos de vendedores independientes.

Aquí entra el concepto de usado certificado. Con el conocimiento pleno del vehículo que se le presupone al fabricante o marca, se revisan numerosos puntos de control (más de un centenar a veces), se cambia lo que se tenga que cambiar con recambio original, y se ponen a la venta impolutos e impecables, con garantía extra y hasta asistencia en carretera.

Este fenómeno no es exclusivo de las marcas generalistas ni de las Premium, también lo podemos encontrar en las marcas más exclusivas y caras, véase Rolls-Royce, Bentley, Ferrari, Lamborghini, McLaren, Aston Martin… Cada una cuenta con una división especializada en dejar los coches usados como nuevos y darles otra vida nueva en otras manos.
Aunque las marcas de lujo no han sufrido el impacto de la crisis de los microchips con la misma intensidad, ya que sus volúmenes de producción son bajos, sí están apreciando que hay una demanda adicional a la esperada por parte de clientes de alto poder adquisitivo. Algunas no dan abasto.

Tiempos de espera

Esto se traduce en tiempos de espera que pueden superar el medio año, incómodo cuando alguien se deja más de 200.000 o 300.000 € en un coche. Para aquellos que no han podido saltarse la cola mediante una generosa señal en el momento adecuado, siempre quedan los usados certificados.

Sirva como ejemplo este dato: Rolls-Royce ha pasado de vender uno de cada tres coches de su programa de usados certificados (Provenance) a justo al revés, dos usados por cada uno nuevo. Aquí entra en juego el factor ‘para ya’, en vez de ‘lo quiero totalmente a mi gusto’, que no son incompatibles.

Supongamos que nos encaprichamos de un Rolls-Royce Wraith Coupé del 2019, con 13.000 km, y un precio tentador, 329.900 francos suizos. Son algo más de 300.000 € y hay que sumar impuestos y trámites de traerlo de allí. Pero uno nuevo sería mucho más caro (con las mismas opciones, entiéndase).

Y una vez adquirido, ¿hay que conformarse con cómo está en cuanto a interiores o llantas? No necesariamente, todo puede hablarse con los artesanos del programa Bespoke (personalizado), pudiendo tener un coche usado que no distinguirá nadie que ha tenido otro dueño antes. Esa es la gracia de todo esto.

Incluso más caros

Fuera del círculo de los usados certificados hay modelos que, ante la imposibilidad de tener uno nuevo para ya, se pueden encontrar coches más caros usados que nuevos en el mercado. Típico problema de oferta y de demanda. Sirva de ejemplo el McLaren 765LT, en Estados Unidos se pueden ver los usados un 40% más caros que los nuevos. En las redes oficiales esto no ocurre.

Descontando estas distorsiones del mercado por problemas de suministro y demandas puntuales, la idea de un usado certificado de lujo no es moco de pavo. Las depreciaciones que pueden experimentar son brutales en menos de 5 años, en algunos la mitad del precio original.

Analistas del mercado de altísima gama han determinado que su clientela tradicional, a raíz de la pandemia, socializa menos y está menos ocupada, por lo que tiene más tiempo, puede tener más dinero y desear un capricho bien caro por aquello de que solo se vive una vez.

No son quiero y no puedo

Por otro lado, hay que descartar la idea de que los usados certificados son un quiero y no puedo. Hay clientes que acceden así a las marcas de lujo, comprando un modelo rebajado de precio, y acaban comprándose uno nuevo más adelante. Que no es un problema de presupuesto ni de querer ahorrar. Para alguien de clase media, usados o no, siguen siendo muy caros.
Al ser marcas de bajo volumen tampoco es que haya un enorme stock para elegir. Hasta puede aparecer alguna oportunidad, como un Bentley Arnage T del 2009 con unos 27.000 km y menos de 60.000 libras. Sigue siendo un coche de lujo a precio Premium, y con ese kilometraje estará todavía como nuevo.

Hablamos casi siempre de coches de kilometraje muy bajo, cuidados exquisitamente y con libros de mantenimiento perfectamente rellenados. Y encima garantizados y disponibles rápidamente.

Este negocio, el de los usados certificados, se está revelando como una excelente idea desde las marcas más humildes hasta las más ostentosas. Además, en el caso concreto de los coches de lujo, tienen una expectativa de vida muy alta, rara vez pisan un desguace si no es por accidente, incendio o catástrofe similar.