Fuente: Autopista
La próxima norma Euro 7 de emisiones de vehículos que entrará en vigor a partir de 2025, tal y como pretende la UE, continúa dando muchos quebraderos de cabeza a la industria de la automoción.
Según está actualmente redactado el borrador no definitivo de la normativa, la Euro 7 supone limitar las emisiones de 60 mg de dióxido de nitrógeno/km para turismos y furgonetas, ya sean diésel o de gasolina. Para los vehículos de gasolina no hay cambios respecto a la Euro 6, pero para los diésel sí supone una reducción en las emisiones de 20 mg (ahora 80). En vehículos industriales se espera también una reducción. Por otro lado, la nueva Euro 7 contempla la medición de las emisiones generadas por los neumáticos y los frenos de un vehículo.
Previsiones desalentadoras para la industria
Al respecto, los fabricantes de vehículos han advertido en innumerables ocasiones de los efectos y las consecuencias que puede tener esta norma Euro 7. Las últimas previsiones realizadas por la ACEA (la Asociación Europea de Fabricantes de Vehículos) a través de su presidente, Luca de Meo (quien es, a su vez, Consejero Delegado de Renault) no son para nada alentadoras.
La primera gran consecuencia negativa, según ACEA, es el probable cierre de algunas fábricas de automóviles situadas en suelo europeo. En el caso de Renault, según Luca de Meo, estaría en peligro la supervivencia de hasta 4 fábricas.
Por su parte, el consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, ya avisó en el Salón del Autómovil de París 2022 de que con los niveles actuales de ventas y matriculaciones (una situación que tiene como telón de fondo aún la crisis de escasez de chips), corren el riesgo de cerrar hasta 11 plantas en Europa.
Por otro lado, De Meo ha señalado que la norma Euro 7 “tendrá un fuerte impacto en la industria y los clientes“, ya que esta situación podría derivar en una subida media en los precios de los coches nuevos de alrededor de 2.000 €.