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Retrovisor interior digital del Range Rover Evoque

Fuente: Europa Press

La Guardia Civil investiga a 33 centros autorizados de tratamiento de vehículos o CATs por emisiones de gases contaminantes a la atmósfera dentro de la ‘Operación Xielu’. En los 18 meses que han durado las investigaciones ha llevado a cabo el control de más de 65.000 vehículos dados de baja desde el año 2017 en Asturias, según indica la Benemérita. El volumen de gases emitidos por los circuitos de aire acondicionado de estos vehículos equivaldría a 42.000 toneladas de CO2.

A la vista de las deficiencias que fueron observadas durante la inspección se inició una investigación más exhaustiva, llevando a cabo inspecciones en todos los centros CAT de la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias para determinar si estas irregularidades eran un hecho aislado o, por el contrario, una práctica habitual.

Acumulación en bombas específicas

Fruto de las gestiones se ha determinado que los CATs no estaban gestionando correctamente los gases de los circuitos de aire acondicionado de los vehículos destinados a desguace.

Al final de la vida útil de un vehículo, estos deben ser recuperados y acumulados en unas bombonas específicas para su almacenaje, comunicándose a la autoridad competente en materia de residuos de la Comunidad Autónoma, tanto la cantidad recuperada como el destino y gestión de dichos residuos. Las investigaciones llevadas a cabo han permitido determinar que existía un desfase entre la cantidad declarada y la que debería de haberlo sido.

Calentamiento global

Estos gases, CFCs, HCFCs, HFC (R134a-tetrafluoroetano), PFC y SF6, por tipología y composición, pueden afectar gravemente a la capa de Ozono o aumentar la cantidad de CO2 emitida a la atmosfera, lo que favorece el calentamiento global. Hay que tener en cuenta que estas sustancias permanecen hasta cientos de años sin degradarse. Por ello, desde hace años se ha restringido su uso para disminuir su utilización y evitar su impacto nocivo.

La normativa promueve la reutilización de gases así siempre que sea viable, debiendo de ser extraídos de forma controlada e independiente (no mezclando gases de diferente naturaleza), empleando equipos específicos y almacenándolos en botellas homologadas y cumpliendo con el etiquetado pertinente.

Su extracción se lleva a cabo empleando maquinaria homologada destinada a realizar una correcta recuperación, siendo necesario en este caso contar con una formación técnica acreditada mediante certificación profesional que faculte a aquellas personas que vayan a realizarla.