Fuente: El Diario Montañés
La Guardia Civil ha acabado con el negocio de seis individuos que se dedicaban a robar todoterrenos clásicos para luego vender sus piezas a aficionados o achatarrarlos y sacar también dinero así. Lo tenían bien montado, pues uno de ellos trabajaba en un CAT de la región y manejaba la grúa con la que se llevaba el botín de sus compinches. Otro era el ‘ojeador’ y los demás, los ejecutores. Un error inesperado (se les averió el coche con el que iban a robar) permitió que todos ellos cayeran en manos de la Guardia Civil.
Los detenidos son cinco varones y una mujer, todos vecinos de Cantabria. A los seis se les atribuye un delito de robo con fuerza de dos coches clásicos; a uno de ellos, el cabecilla, se le considera autor de dos robos más. El valor de los cuatro vehículos superaría los 35.000 €.
Fue a principios de año cuando saltó la liebre al perpetrarse un robo de dos todoterrenos clásicos estacionados en una nave dedicada a la restauración de este tipo de vehículos en la localidad de Sobarzo (Penagos).
Procedimiento
Antes de nada fue el ‘ojeador’ a detectar el botín. Es un delincuente con múltiples antecedentes que, además de fijar el objetivo, participaba en la ejecución. Fue en coche con otros dos hombres a esa nave, los tres forzaron dos todoterrenos clásicos y un cuarto individuo los trasladó con una grúa fuera del recinto.
Una vez cometido el robo, los tres primeros intentaron abandonar el lugar pero se les averió el turismo con el que habían ido. En ese momento, una patrulla de la Guardia Civil llegó al recinto, por lo que huyeron a pie abandonando allí su coche.
Minutos más tarde se personó en el lugar una pareja reclamando el coche averiado, pero la Guardia Civil impidió que se lo llevaran al estar implicado en un delito, así que el vehículo de los ladrones acabó en dependencias policiales y en él se descubrió un filón de pruebas que vinculó a esas personas con los robos con fuerza.
Semanas más tarde, los investigadores identificaron y detuvieron a los tres ocupantes del vehículo, al responsable de la grúa y a la pareja que pretendía llevarse el coche de sus cómplices para ocultarlo. Pero no cayeron todos a la vez. Primero fue arrestada la pareja, luego dos de los tres ejecutores y a continuación, el de la grúa que trabajaba en un desguace. Faltaba el tercero de los que iba en el coche: el ojeador. El considerado cabecilla de la banda, un hombre con antecedentes por robos de todo tipo que utilizó a los cómplices para seguir con el negocio de los todoterrenos clásicos.
De hecho, además de los dos que robaron todos juntos, se le relaciona con otros dos robos cometidos anteriormente en Piélagos y en Penagos. Se comprobó que sobre él pesaba una orden de búsqueda e ingreso en prisión por diferentes delitos, razón por la que puso extremo cuidado para que no lo pillaran. Estaba escondido en un domicilio. Al ir a por él opuso fuerte resistencia, reaccionando con violencia al ser detenido por la Guardia Civil. Esta persona ha ingresado en prisión.